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La obispa presidente de la ELCA hace públicas unas declaraciones con motivo del 15 aniversario del 11/9

CHICAGO (9 de septiembre de 2016) – La reverenda Elizabeth A. Eaton, obispa presidente de la Iglesia Evangélica Luterana en América (ELCA, por sus siglas en inglés) ha hecho públicas unas declaraciones con motivo del 15 aniversario del 11 de septiembre de 2001, los atentados terroristas contra los Estados Unidos.

11 de septiembre de 2016

Queridos hermanos y hermanas en Cristo:

Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestra ayuda segura en momentos de angustia. Por eso, no temeremos aunque se desmorone la tierra y las montañas se hundan en el fondo del mar. Salmo 46

 

11 de septiembre del 2001. Al igual que muchos de ustedes, recuerdo exactamente dónde me encontraba cuando escuché la noticia de que Estados Unidos había sido atacado. Recuerdo la confusión, el miedo, la impotencia y la ira de esos días posteriores al ataque y la profunda tristeza por las miles de personas que perdieron la vida.

Eso fue hace 15 años. Mucho ha sucedido en nuestra nación y en el mundo. Hemos estado en guerra. Nos hemos acostumbrado a las amenazas terroristas y a los controles de seguridad de la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA, por sus siglas en inglés). Nos hemos adaptado a un nuevo estado de normalidad. Nos sentimos menos seguros.

Este año, el «Domingo de la Obra de Dios. Nuestras Manos» coincidió con el 11 de septiembre. Debemos darnos un tiempo para recordar dónde nos encontrábamos ese terrible día hace 15 años. Pero también debemos analizar dónde nos encontramos ahora. Hay voces que piden a gritos la sospecha y la división. Hay voces que prometen que, por nuestro propio esfuerzo, podemos garantizar nuestra propia seguridad, por la fuerza si es necesario. El sentido de unidad que surgió de las cenizas de las Torres Gemelas ha desaparecido. Esta no es una buena postura, ni la postura a la que Dios nos ha llamado a tomar como iglesia.

Stephen Bouman, director ejecutivo de la unidad de Misión Doméstica de la ELCA y ex obispo del Sínodo Metropolitano de Nueva York, cuenta esta historia sobre uno de los sucesos del 11 de septiembre del 2001. Un pastor del sínodo también fungía como capellán del departamento de bomberos. El pastor vio al primer avión estrellarse contra la primera torre y corrió hacia allá. Cuando llegó, los bomberos se estaban colocando su equipo. El pastor los reunió a todos, hizo una cruz con aceite de ungir en sus frentes y oró. Luego, los bomberos corrieron hacia el edificio. Las personas que sobrevivieron contaron que podían ver las cruces brillando en las frentes de los bomberos. En esa gran oscuridad y sufrimiento, apareció la luz de Cristo.

En el bautismo, hemos sido marcados con la cruz de Cristo. Y somos enviados a los lugares oscuros del mundo. Ahí es donde estamos y donde debemos estar el 11 de septiembre del 2016. Dios nos ha dado su obra de reconciliación. Cuando vayamos a nuestras comunidades para nuestro día de servicio luciendo nuestras playeras amarillas, debemos dar testimonio del amor de Cristo, que es más fuerte que el odio; y de la vida de Cristo, que es más fuerte que la muerte. Que, unidos a la muerte y la resurrección de Cristo por medio del bautismo, podamos ser luz del mundo.

Que la paz de Cristo esté con ustedes,

Elizabeth A. Eaton

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Sobre la Iglesia Evangélica Luterana en América: La ELCA es una de las mayores denominaciones cristianas en Estados Unidos con más de 3.7 millones de miembros en más de 9,300 congregaciones en los 50 estados y la región del Caribe. Conocida como la iglesia de “La obra de Dios. Nuestras manos”, la ELCA enfatiza la gracia salvadora de Dios por medio de la fe en Jesucristo, la unidad entre los cristianos y el servicio en el mundo. Las raíces de la ELCA se hallan en los escritos del reformista alemán Martín Lutero.