CHICAGO (14 de noviembre de 2016) – La reverenda Elizabeth A. Eaton, obispa presidente de la Iglesia Evangélica Luterana en América (ELCA), emitió la siguiente declaración sobre Standing Rock.

Declaración de la obispa presidente de la ELCA sobre Standing Rock

Al congregarnos para la adoración, solemos comenzar con la confesión y el perdón utilizando estas palabras: “Confesamos que estamos esclavizados por el pecado y no podemos liberarnos nosotros mismos”. La comunidad luterana reconoce que este es un mundo quebrantado y, como parte del mismo, hasta nuestra mejor sabiduría y nuestros mejores esfuerzos se quedan cortos. Con mucha frecuencia, enfrentamos cuestiones extraordinariamente complejas en las que todos los bandos ofrecen argumentos razonados en defensa de su realidad. La situación actual en Standing Rock, en Dakota del Norte, es precisamente uno de esos casos.

La ruta del oleoducto Dakota Access Pipeline (DAPL) atraviesa terrenos en disputa, que la tribu sioux de Standing Rock ve como su patria y su suelo sagrado, incluyendo cementerios. Los defensores del DAPL lo ven como una combinación de propiedad pública y privada. El oleoducto pasará por debajo del Lago Oahe, la principal fuente de agua de la tribu sioux de Standing Rock. Lo que nosotros vemos es la tensión entre dos pueblos que intentan compartir unas mismas tierras. También podemos ver la tensión entre nuestra dependencia de combustibles fósiles y el compromiso que esta iglesia ha asumido de cuidar de la creación.

En agosto, la Asamblea General de la ELCA de 2016 aprobó una resolución en la que se repudiaba la doctrina del descubrimiento. En la misma, prometíamos “practicar el acompañamiento con los pueblos nativos”. La doctrina declaraba que las tierras indígenas estaban “desocupadas” siempre y cuando no hubiera cristianos presentes. Por lo tanto, las tierras consideradas “desocupadas” eran “descubiertas”, como si anteriormente fueran desconocidas para la humanidad. Esta doctrina fue utilizada como justificación por monarquías europeas, y después por el gobierno de Estados Unidos, para despojar a pueblos indígenas de sus tierras. Muchos de nosotros en esta iglesia, y que somos inmigrantes, nos hemos beneficiado de las injusticias cometidas contra los habitantes originales de esta tierra donde ahora vivimos y adoramos. Nuestra iglesia también incluye a indígenas estadounidenses y nativos de Alaska que han sido perjudicados por las injusticias cometidas. Cuando repudiamos la doctrina del descubrimiento, los luteranos prometimos hacer mejor las cosas en el futuro de lo que las hemos hecho en el pasado.

Al reconocer la complejidad de esta cuestión y las limitantes que el pecado impone a las decisiones humanas, creo que estamos llamados como iglesia a apoyar a la tribu sioux de Standing Rock: a solidarizarnos con la tribu en su búsqueda de justicia; a alentar a nuestras congregaciones a orar por ellos y ofrecer apoyo material y a analizar el racismo inherente en nuestro sistema que contribuye a la crisis actual.

Como se prometió en nuestra resolución que repudia la doctrina del descubrimiento, escucharemos a los líderes tribales y respetaremos su sabiduría.

Ofreceremos nuestra presencia cuando seamos invitados; nuestros esfuerzos de defensa de los derechos cuando sean solicitados; los recursos de nuestra gente cuando sean requeridos, y nuestras oraciones, amistad y arrepentimiento en todo momento.

Su hermana en Cristo:

Elizabeth A. Eaton

Obispa Presidente

Iglesia Evangélica Luterana en América

Sobre la Iglesia Evangélica Luterana en América:

La ELCA es una de las mayores denominaciones cristianas en los Estados Unidos, con más de 3.7 millones de miembros en más de 9,300 congregaciones en los 50 estados y la región del Caribe. Conocida como la iglesia de “La obra de Dios. Nuestras manos”, la ELCA enfatiza la gracia salvadora de Dios por medio de la fe en Jesucristo, la unidad entre los cristianos y el servicio en el mundo. Las raíces de la ELCA se encuentran en los escritos del alemán Martín Lutero, reformador de la iglesia.

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