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Delegación de ELCA escucha historias ‘desgarradoras’ de migrantes menores de edad; solicita mayor respuesta de la iglesia
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CHICAGO (ELCA) – ​Con la oleada reciente de decenas de miles de niños de Centroamérica que han estado llegando a los Estados Unidos sin acompañante, líderes y miembros de la Iglesia Evangélica Luterana en América (ELCA, por sus siglas en inglés) se están enterando mejor de las verdaderas causas de este fenómeno de migración.

Desde 2014, la ELCA ha estado luchando por dar respuesta a las necesidades de niños y familias, con esfuerzos como asegurar representación legal, conseguir cuidado temporal para los niños, proporcionarles servicios «wrap around» durante el tiempo que pasan en los Estados Unidos, y conectar a los niños y a las familias con congregaciones de ELCA. Algunos miembros de ELCA también instan actualmente al Congreso a que reforme completamente las leyes de inmigración, brinde ayuda humanitaria, y trate humanamente a los migrantes en tránsito.

En febrero de 2015, una delegación de ELCA viajó a Honduras, El Salvador y Guatemala. La delegación, dirigida por el Rvdo. Stephen Bouman, director ejecutivo de la Misión Sinodal y Congregacional de ELCA, y el Rvdo. Rafael Malpica Padilla, director ejecutivo de la Misión Global de ELCA, se reunió con líderes y pastores luteranos de estos países, quienes les explicaron que el desplazamiento de la gente se debe a la violencia de las pandillas, la pobreza, los gobiernos ineptos y la repatriación.

«La violencia de las pandillas (en estos países) está muy generalizada. A todo aquel que no se somete le espera una muerte segura y rápida», indicó Bouman. «Durante nuestro viaje escuchamos testimonios de madres e hijos que intentaron escapar de la violencia de las pandillas y sobrevivir la terrible jornada» desde Centroamérica hasta Estados Unidos a través de México, expresó Bouman.

En una conversación el día 7 de marzo con los obispos de ELCA, cuyos sínodos mantienen una «relación  de compañeros» con iglesias luteranas en Centroamérica, y en una presentación dada el 11 de marzo al personal de la organización nacional de ELCA, Malpica Padilla y Bouman contaron la historia de «Jessica», una mujer de 45 años y madre de tres hijos que huyó de su hogar. Jessica, que había sido directora de circulación de un periódico importante, perdió su empleo hace cuatro años y aún no había podido conseguir otro, huyó por la falta de seguridad que amenazaba a sus hijos – su hijo pequeño fue testigo de la muerte a tiros de uno de sus amiguitos a manos de pandilleros. Mientras intentaba su jornada hacia los Estados Unidos, Jessica fue objeto de abuso y también detenida por oficiales de inmigración cuando ella y sus hijos procuraban refugiarse en una cueva. Jessica y sus hijos ya fueron deportados. «La pobreza, empeorada por la violencia, es el factor clave en la migración», señaló Bouman. «Jessica nos habló de su profunda fe mientras nos compartió su historia. Nos habló del Buen Pastor», dijo Bouman. «Multiplique la historia de ella por 30, y eso fue todo lo que escuchamos durante nuestro viaje».

«Si usted cruza el Río Grande, ¡lo logró! El recorrido a través del desierto de Texas o de Arizona es difícil, pero en ocasiones es más fácil que los demás peligros que le esperan a uno a lo largo de la jornada, particularmente una vez que el migrante entra en territorio Mexicano», explicó Malpica Padilla. «Los carteles secuestran a cientos de viajeros para luego extorsionar a sus familiares demandándoles dinero. Las personas que viajan en el tren conocido como ‘La Bestia,’ se encuentran con los temidos carteles de la droga, que les roban, los asaltan, y hasta los matan para sacarles los órganos, los cuales venden en el tráfico ilegal aunque rentable de órganos humanos», indicó él.

«Mientras escuchábamos estos testimonios, la delegación se sintió apremiada a comprometerse a trabajar y a invitar a toda la ELCA a responder», dijo Bouman. Los participantes en la delegación fueron la Rvda. Raquel Rodriguez, directora de la oficina de Latinoamérica y el Caribe de la Misión Global de ELCA; el Rvdo. Michael Stadie, director, Respuesta Luterana ante Desastres –EE.UU.; Stephen Deal, representante regional de ELCA por Centroamérica; la Rvda. Stacy L. Martin, directora de defensa de ELCA, oficina de Washington; Alaide Vilchis Ibarra, directora asistente de política y defensa de migración; Bouman; y Malpica Padilla.

A nombre de la delegación, Malpica Padilla y Bouman están animando a los miembros de esta iglesia a seguir el llamado a una completa reforma a la ley de inmigración que se derive de las acciones de las asambleas nacionales de ELCA; continuar apoyando la obra de las organizaciones luteranas de ministerio social, sínodos y congregaciones de ELCA que trabajan para satisfacer las necesidades de los migrantes, y que sirven como lugares para brindarles acogida y mostrarles hospitalidad; y apoyando los esfuerzos de defensa de ELCA, los cuales han sido diseñados para motivar a los funcionarios gubernamentales elegidos a favorecer políticas justas, efectivas y transparentes que aborden la ayuda humanitaria en Centroamérica y aboguen por el trato humano de los migrantes en tránsito, particularmente en México.

«Debemos seguir realizando actividades constantes de apoyo a los migrantes, e incluso extender nuestros servicios a ambos lados de la frontera», dijo Malpica Padilla. «Sin embargo, debemos tener presente que estas son medidas transitorias. Debemos aprobar un proyecto de ley de reforma completa».

Socios compañeros
«Cuando los padres determinan que la migración a otro país, no sólo es la mejor opción, sino la única opción que existe para preservar la vida de sus hijos, algo anda muy mal», señaló Martin. «Esta es la desdichada situación del Triángulo Norte de Centroamérica. Y aunque si bien es cierto que las causas de la crisis de refugiados son muchas y muy complejas, no menos cierto es que la política exterior de los EE.UU. y su intervención en la región tienen que ver con el contexto actual que ha generado violencia y pobreza», expresó ella.

«Es terrible y doloroso escuchar las historias de estas personas que viven en constante temor y que no albergan ninguna esperanza en el futuro de su comunidad o de su país», comentó Martin. «No podemos permitir que la complejidad y la magnitud del problema sean excusas para no hacer el intento de ser mejores compañeros de nuestros socios en Honduras, El Salvador y Guatemala para hacer frente a los problemas que los aquejan. Si no nos ubicamos en todos los frentes posibles, la crisis de refugiados no menguará. Por eso es tan importante que sepamos cuál es la raíz de esta crisis y que actuemos conjuntamente en muchos niveles, especialmente urgiendo al gobierno de Estados Unidos a que invierta generosa y sabiamente en el área, y se asegure de que la ayuda y las políticas sean implementadas sin una indebida dependencia en la militarización».

Antes de su viaje a Centroamérica, la delegación visitó un centro de detención en Artesia, Nuevo México. «Vimos mujeres y niños literalmente tras las rejas», dijo Bouman.

Esta primavera, el Rvdo. H. Julian Gordy – Obispo del Sínodo Suroeste de ELCA, Atlanta, y presidente de la Mesa Permanente para Asuntos de Inmigración de la Conferencia de Obispos de la ELCA – y el Rvdo. Michael W. Rinehart – obispo del Sínodo de la Costa del Golfo de Texas-Luisiana de la ELCA, Houston, y miembro de la junta directiva del Servicio Luterano para Inmigrantes y Refugiados, Baltimore – estarán visitando un centro de detención en Dilly, Texas.

«La Mesa Permanente para Asuntos de Inmigración de la Conferencia de Obispos existe para influir en la política pública con respecto a las cuestiones de inmigración», dijo Gordy. «Trabajando de cerca con el Servicio Luterano para Inmigrantes y Refugiados, los miembros de la Mesa Permanente hacen visitas anuales a los miembros del Congreso y a la administración en Washington para instarlos a aprobar una reforma completa a la legislación sobre la inmigración», indicó él.

«Además, los miembros de la Mesa Permanente han escrito piezas editoriales para periódicos, y en algunas ocasiones han atestiguado ante el Congreso a nombre de los inmigrantes y refugiados. Actualmente, la Mesa Permanente espera llamar atención sobre la desafortunada encarcelación de mujeres y niños migrantes en instalaciones de detención a lo largo del país», añadió Gordy.

Ángeles de la Guarda
En el Sínodo del Suroeste de California de la ELCA, los pastores y miembros han comenzado el programa de Ángeles de la Guarda en un esfuerzo por acompañar a los niños y adolescentes de Centroamérica detenidos en la frontera entre Estados Unidos y México. Muchos de los niños y adolescentes comparecen solos a su audiencia de deportación.

«Queremos que los jueces y otras personas sepan que estamos allí para ayudar a los niños y a las familias a navegar el proceso judicial, especialmente a los que no tienen representación legal.  Estamos procurando enviar el mensaje de que existen personas que se preocupan por estos niños», dijo Maria Paiva, directora de la misión evangélica, Sínodo del Suroeste de California de la ELCA, y coordinadora del programa Ángeles de la Guarda. El programa fue iniciado por la Rvda. Alexia Salvatierra, una pastora de ELCA. Hay cerca de 40 voluntarios adiestrados por el Comité Nacional de Abogados. Los voluntarios toman notas durante los procedimientos, y monitorean para ver si se cometen violaciones a los derechos legales de los niños.

Cuando los voluntarios acompañan a los niños durante los procedimientos legales, ellos usan una camiseta que tiene la figura de un ángel protegiendo a los niños. Paiva señaló que las camisetas ayudan a que los jueces noten la presencia de ellos.

«He visto milagros en cuanto a cómo cambian las actitudes de los jueces y los abogados cuando  nos ven acompañando a los niños», expresó Paiva, quien ha acudido a más de 30 audiencias.

«Todos nosotros hemos sido bendecidos por Dios en formas maravillosas», dijo Paiva. «Podemos mostrarles este amor a otros que necesitan compasión».

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